Fotografía: Laura Pannack

DOS MITOS SOBRE EL DIVORCIO QUE DEBERÍAS SABER SI TRATAS A ADOLESCENTES

Si tratas adolescentes, hijos de padres divorciados, este post te interesa.

El divorcio está perfectamente normalizado en nuestra sociedad, afortunadamente tenemos la libertad de poner fin a una relación conyugal si así decidimos hacerlo. ¿Pero sabemos el impacto real que produce en nuestros hijos?

Te cuento en muy breve dos mitos que deberías saber sobre el divorcio y su impacto en los hijos

En primer lugar, tendemos a pensar que los papás son uno con los hijos (niños y adolescentes). Cuántas veces hemos escuchado la frase “si los padres son felices, los hijos son felices”. Pero esto no es así. Los hijos no le conceden tanta importancia a la felicidad de sus progenitores. Los niños tienen la capacidad de estar relativamente contentos en el seno de un matrimonio infeliz (salvo situaciones de violencia severa en el matrimonio).

Ni los hijos (ni los padres) se recuperan rápidamente de un divorcio, pueden tardar meses, incluso años en re-conquistar una estabilidad emocional, económica etc.  Tiempo que, para un niño de 8, de 10, de 12 años… es crucial porque está en pleno desarrollo.

Se ha demostrado que los niños de familias divorciadas no son más felices, incluso cuando uno de los padres lo sea.

En segundo lugar, la creencia de que el divorcio es una crisis temporal y que el momento más doloroso es el momento de la separación. De manera que, bajo esta premisa, se invierte mucha energía en que la separación sea “amistosa”. Si los papás no se pelean, los niños, en seguida, retomarán su vida (colegio, juegos, salidas…) Pero el momento agudo de la separación no tiene tanto impacto en la vida de los hijos. Sí tiene, en cambio, más calado el hecho de que los papás divorciados están más centrados en restablecer sus vidas (dinero, trabajo, casa, parejas, amigos, horarios…) dejando pocas posibilidades para poner una atención estable, no mucha, ni poca, sino simplemente estable en los hijos.

Pensémoslo. Divorcio sí. Libertad siempre.

El divorcio está normalizado en nuestra sociedad, pero también tiene sus consecuencias que no debemos de pasar por alto.

Fotografía: Laura Pannack

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