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TFP y pacientes con reflexividad baja

TFP y el trabajo en pacientes con reflexividad baja

Nuestro docente, el Dr. Luis Valenciano, y el Presidente de la ISTFP, el Dr. Frank Yeomans (TFP-Nueva York) impartieron una conferencia conjunta en el Congreso de Supervisores de la ISTFP el pasado 7 de Octubre en la ciudad italiana de Milán, sobre cómo modificar la técnica para tratar a pacientes que presentan una reflexividad baja.

Todos tenemos en terapia pacientes con una inteligencia normal o superior pero cuya reflexividad es baja. También llamaron a esta baja función reflexiva, “pensamiento concreto”.

Reflexividad baja o pensamiento concreto en la sociedad actual

Pero la conferencia fue más allá.
Con los cambios de la sociedad hacia una superficialidad mayor, la velocidad de las redes sociales y las interacciones, el exceso desbordante de noticias e informaciones, parece como si más y más pacientes fueran, en ese sentido, pacientes de “pensamiento concreto”

O sea, el paciente medio podría tener cada vez más características que lo acercarían al pensamiento concreto, literal, como “lo que es, es”, sin esa capacidad para el pensamiento más abstracto o simbólico, lo que presenta un desafío para nosotros, los terapeutas, obligándonos a algunas modificaciones técnicas.

Los Dres. Valenciano y Yeomans enumeraron muchas de estas modificaciones.
Por ejemplo, la necesidad de parte del terapeuta de medir bien cuánta información le damos al paciente en cada intervención y en cada sesión. En ocasionamos pecamos de dar demasiada información en una interpretación o en un párrafo.

Explicaron, también, cómo la “ventana atencional” de los pacientes organizados de forma límite es una ventana breve. Es decir, su capacidad de atención es breve por lo que las frases largas de los terapeutas no les vienen bien. Es mejor, según los conferenciantes, hacer frases más breves y mejor elegidas.

Hablaron también de la necesidad de que las díadas no sean enunciadas en un formato “ortopédico” como quizá ha sido en el pasado y como aún se percibe en algunas supervisiones. Animaron a enunciar primero un polo diádico y solo después el otro polo diádico en lugar de nominar la díada completa. Por “ortopédico” se referían a que sean emitidas demasiados cognitivizadas, tipo “parece un prisionero y yo, su carcelero”. Sería mejor, dijeron, hacer intervenciones preparatorias y secuenciadas.
Por ejemplo: “Le noto inquieto” y entonces esperar la respuesta del paciente y sólo muy progresivamente dirigirse con el paciente, de la mano, hacia el polo objetal representado por el terapeuta,

Se puso especial énfasis en la necesidad del terapeuta de atender a los afectos del paciente de forma constante, monitorizando incluso pequeños cambios de registro afectivo en los pacientes.

Al mismo tiempo, rompieron una lanza a favor de mantener la díada como principio organizador de la mente de todos (paciente, terapeuta, supervisor, familia).

Va más allá de las posibilidades de este post documentar la necesidad de cambios en la técnica para pacientes con pensamiento de baja reflexividad pero no va más allá de las posibilidades de nuestro curso de formación en el que esa conferencia será ampliada y revisitada como parte de la formación que ofertamos.